Camino de Salamanca
Álvaro Mutis
Yo debí atravesar el Trópico como quien cruza un puente. A bordo de un bajel o un paquebote compartir la ponzoña y el aliento con oleadas de tábanos y damas de merced. Tal vez me asomé a un río, mastiqué una piraña largo tempo cocida y desde ahí regrese, atravesando cordilleras, a la bruma, la brea y el desierto. Soy dueño de un odre por el que pasa el agua, el llanto, el sol, el vino. Mira de dónde vienen las punzantes ijadas de la espera: de las costas febriles del sur, de los páramos altos arrasados de viento y mansedumbre, de algo que alguna vez fui yo y ahora es un regato donde agonizan fetos y simientes, de la estepa sangrante que cuaja leche y desconoce miel. Sírvase usted de esta herida moral que ya supura. Sea usted invitado al humilde banquete de mi casa. Por la mañna, las terneras menean su rabo bañado de rocío. Las piedras en el suelo fueron pasos de mozas al ir a buscar agua. Huele a espiga y a vid. No me digas, mujer, que equivoqué el camino.
1 comentario:
me encanta este!
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