Zona del silencio

Las dunas se suceden. Toman forma de ojos, de dientes, de pestañas. Tú me tiendes la mano. Somos como el biento dibujo en las paredes. Somos arena o piel. ¿Quién dijo muro? Y esa sensación de tiempo ni pasa ni nos vence. Este mundo pequeño.
-Cierre la puerta.
-¿Tienes cigarros?
-Señorita.
En esa bicicleta un hombre lleva flores. Hace sonar la bocina. El mundo no le importa.
-Tengo treinta y seis años. He perdido un riñón. Mi esposa no me quiere.
-Este es el momento de invertir.
Horizonte sin tregua los vamos así, apenas enlazados. Mírame. Un remanso de agua. Somos como la arena, un intermedio naranja.
-Imagina un lugar así. Enorme. En medio del desierto.
-Ya no me queda nada.
-¿Y los niños? ¿Nadie va a acordarse de los niños?
Tras la carretera el mar. Cortas las pedaladas, como silbar, cantando.

1 comentario:

Brandao dijo...

Del texto rescataría muchas cosas, sobre todo la poesía, las imágenes. Sobresale la parte inicial y sobre todo que se consigue la atmósfera. Quizás algún diálogo pierda fuerza, pero por lo demás está muy bien.

Un abrazo Santos.