Doce cuentos de amor y una ballena

Para hablar del amor es necesario
tener algo que decir,
querer salir de la ballena
porque el mundo va en ello.

Delicioso suicidio en grupo

La alegría o la delicia de un suicidio, raramente pueden ir más allá de la línea de un título.

Henry Black

Gudrum abre su sexo para que surjan mareas, puertos, conflictos, fantasmas repetidos, levemente teóricos, como dramas de dificil precisión.

Sobre una pared blanca se abre el sexo de Gudrum gotea como el espanto en una pintura de Bacon. (¿Estará el hombre de expaldas en la exposición de El Prado? ¿Esa figura torva de blanca pesadilla?)

El sexo abierto de Gudrum como otra reflexión.

La reflexión del sexo.

Continua.

Hipnotizándome.

Ese rosa brillante que se llama hermosura.

Los dedos hurgando ahí, retórica de pelvis sin el semen.

Francis Bacon, Estudio del cuerpo humano, 1949

La invención de Morel

Especulaciones vanas, salas de hotel y nombres asombrosos pretenden reunirse en un lugar que acaba convirtiéndose en común. La obra como representación de lo que no puede lograrse. La necesidad de un mecanismo capaz de integrar lo suficiente. (Hay quien lo llama cálculo)

El color del verano o Nuevo Jardín de las delicias

Con una cruz al hombro, no una cruz, con algo parecido a un peso habré de caminar. Correrán los toriles mientras (ya es la hora llegamos tarde) yo sueñe con la carne despiezada, un aumento de lente para la canción del hombre. Imaginaremos perlas, una deliciosa prolongación de carreteras curvas, el presupuesto ajustado pero el camino no.

(Y la cruz elevándose, los tirones, algo memorable, difícil de olvidar)

Minuciosamente podría dibujarse cada árbol, las curvas del camino, los nombres extraños y los idiomas perdidos. Todo será como un baile, sin máscaras, sin labios leporinos, zapatos de cocodrilo, rímel y purpurina. Toda dictadura será nuestro camino. Un onanismo pleural: la voluntad de aire.

(Alabemos la pinga de leche en el café, los glúteos submarinos, juguetones)

Qué alegría llevarse toda la patria a cuestas. Recorrer preferencias y encontrar el camino para otras posiciones. Dejar que el dictador se ahogue sin esfuerzos. Sabiéndonos culpables disfrutar del trayecto.