El canon occidental

Adolescentes de ojos fijos mirando solo al piso, bosques y bosques y más, calles polvorientas. Algo dentro, en la boca, pero fuera también, tranquilo y grande como un sol sin destino.

Al mundo sin fronteras le han atado un corsé y una guirnalda. Tiene la superficie de tu tarjeta de crédito.

Festival de literatura

Verde como cobre ya oxidado, decantándose en peso y pulsaciones, hondo lugar, perdida calle de la vida. Digo verde como humedad cansada, bien podrida, bien arrancada lejos de raíz. Verde como planta sin asiento, como pradera gris. Así verde. Morada también. Morada como noches sin dormir, como ginebra doble y solitaria, como amistad perdida que nunca fue amistad, como odiar lo que eres mirando desde fuera. Así morada. Verde. Morada. Verde. Morada. Verde. Morada. Verde.


1 de octubre de 2007

Libretas

Ojos a cientos me miran desde los siglos pasados, cuarenta yardas de nardos ya no entienden un reloj, cancioncillas, cisnes, ¿patrias? Un cartón que se rompe, escarabajos tus ojos (tan duros que al mirar golpean / tan negros que la luz absorben, tan libres que sin alas vuelan). ¿Será verdad que estas caricias? No juzgo las personas sino las acciones.
Pienso en amarillo: Tus pies tienen algo / de frontera inquebrantable / de península remota y tierra virgen / con cavernas angulosas y profundos manantiales / Tus pies tienen algo / primigenio y ancestral / destello acristalado / de un pasado submarino / etc., etc., 15 de febrero de 2003, hoy no ha llovido. Extravagador: “tono pesimista, reflexiones y desahogos de un ser apocado”. Une oasis d’horreur dans un désert d’ennui!
Puzzle, 25 de abril de 2005. Debió de haber claveles ayer noche (martes), pero no los encuentro, il naufragar m'è dolce in questo mare. ¿Qué les pasa a las caras de Lorenzetti? Caminamos sobre un puente sin anclaje, a nuestro alrededor la vida es un museo, nosotros no sabemos qué aplaudir. Lisboa cruelmente construída ao longo da sua própria ausencia. Ballard y el anarcominimalismo. Maiakovski. Recuerdo, sobre todo, la intensa sensación de ser extenso. Ibn Darach, sufismo libre, alguien me da un beso en la mejilla y descubro la importancia de las cosas pequeñas. Pura tarea e inexorable quehacer. ¡Frases, farsas, provocación vil! Continuidad horrible, sangre que corre. Un estruendo de olas contra los acantilados del deseo. La ginebra y Huitzilopochtli (3 de julio de 2005, luego, más veces). En la periferia de mí, donde se carda el viento con el viento. También el mar. Una complejidad que crece como vivir más alto, como aspirar a más. Otrora fui un parásito lingüístico, entre hogazas de pan y posos de vino, un hielo derretido en el zócalo donde descansaba el último individuo.
De nuevo en rojo y grande, 100 poemas más otros 23. Y el fuego de repente. ¿Y si fuera verdad? Conejitos, blancos, rosas, rojos y amarillos conejitos. Reuma, catarro y muerte, hara kiri por los labios, ai, la neu! Presenciamos el Apocalipsis de las bolas de nieve. Hay gente que se casa en el zoo y hay gente que se cansa de ver monos. Normas del Canon: hacerse abstemio al fracaso, declararle la guerra al hipérbaton y al tiramisú, facilitar el orden, reírse de la Basilisa, Barmon’s, comunicar, por favor, ¡comunicar! Una polilla que consigue escapar y crear el universo sobre una taza de café. Alguien que te da un teléfono y lo tacha. Largas noches de viernes, y de jueves, y de sábados y de lunes también, sobra decirlo. Noches horribles. Las luces yendo más rápido que la dicción. Los sueños de la razón producen monstruos. [Sic, que nadie dude]. A ese, verdaderamente, le falta un hervor. Nada ha sido real, nada.
[Continuará...]
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18 de septiembre de 2007.
A partir de libretas anteriores al otoño de 2006